Gabriel Monteverde es un artista uruguayo especializado en la creación de esculturas sonoras, combinando su talento como escultor y luthier para transformar materiales reciclados y elementos orgánicos en piezas que fusionan estética y sonido. Se autodenomina «alquimista sonoro» y «compositor estético», reflejando su enfoque único en la integración de arte visual y auditivo.
Su proceso creativo se basa en la reutilización de objetos que han formado parte de la vida cotidiana y la memoria colectiva. Elementos como costillas de ballenas, árboles, durmientes de tranvía, fragmentos de barcos y puentes, tanques de gas y otros materiales industriales y naturales son rescatados y transformados en nuevas formas expresivas. Estos objetos, que alguna vez tuvieron una función específica, encuentran una nueva vida a través de las esculturas sonoras de Monteverde, invitando al público a interactuar de manera lúdica y sin inhibiciones.
Monteverde enfatiza la importancia de revalorizar elementos que fueron parte de la historia, descubriendo que el objeto cotidiano de la industria y el elemento natural se integran en la construcción de nuevas formas expresivas. Sus esculturas sonoras buscan que el público interactúe de manera lúdica, sin impedimentos, explorando el sonido universal que todos llevamos dentro.
El taller de Monteverde, conocido como «La Vieja Telita», está ubicado en la Ciudad Vieja de Montevideo. Este espacio no solo sirve como su lugar de trabajo, sino también como un centro cultural y social. Históricamente, el lugar fue fundado en 1918 por su bisabuelo y tio abuelos D’Alesandro, como la Provisión Artigas, una tienda de frutas y verduras que, con el tiempo, se convirtió en un punto de encuentro para escritores, poetas, periodistas y pintores de la época. El nombre «La Telita» surgió debido a las telarañas que colgaban del techo, las cuales se mantenían intencionalmente para controlar las moscas de manera ecológica.
En la actualidad, «La Vieja Telita» funciona como un espacio cultural donde Monteverde exhibe algunas de sus esculturas sonoras y una colección de instrumentos no convencionales que ha recolectado a lo largo de los años. El lugar está abierto al público, invitando a todos a explorar y experimentar con las esculturas sonoras, fomentando la interacción y el juego sin miedo al ridículo. Monteverde destaca que sus obras no son instrumentos musicales tradicionales, sino esculturas que invitan a la exploración sonora de manera espontánea y positiva.
A lo largo de su carrera, Monteverde ha desarrollado una disciplina autodidacta que él denomina «esculthier», enfocándose en la construcción y ejecución de esculturas sonoras de su propia invención. Su trabajo ha sido reconocido por su enfoque innovador en la creación de sonidos a partir de desechos y elementos orgánicos, transformando objetos desechados en piezas artísticas que invitan a la reflexión y la interacción.
En resumen, Gabriel Monteverde es un artista que ha logrado fusionar la escultura y la música de manera única, creando obras que trascienden las barreras tradicionales del arte y la música. Su enfoque en la reutilización de materiales y la invitación a la interacción lúdica con sus esculturas sonoras ofrecen una experiencia estética y sonora que conecta con la memoria colectiva y la historia de los objetos que utiliza. A través de su trabajo, Monteverde nos invita a redescubrir el valor de lo cotidiano y a explorar el sonido universal que todos llevamos dentro.